Nueva última Oportunidad (II)

Primera parte



Estoy mirando caer las gotas a través de la ventana. Está lloviendo a mares.

Han pasado ya muchos días desde que vi a esa mujer. El libro no ha vuelto, y aquí sigo esperando. Ruth está ahora liada con el camión de reparto de libros, que ha tenido que venir, curiosamente. Así que ahí fuera está, empapándose, aunque tenga un pequeño paragüitas, pero el viento es tan fuerte que llueve casi horizontalmente.

Suspiro tras otro, eso es lo único que sé hacer.

He investigado, lo prometo. He investigado mucho este mes, todo. Todo lo que he podido. Peor curiosamente el señor Google no encuentra respuestas concretas. Todo ambiguo, difuso, sin sentido. Bibliográficamente, me aparecen resultados de libros de misterio, de ciencia ficción, de fantasía; me aparecen los Evangelios católicos, protestantes, … Peor no hay nada concreto. Entrevistas, foros, artículos, vídeos, … Sí, mencionan a Lilith y a Adán, hasta el punto en que me apareció una página de una organización feminista con el logotipo de Lilith. No hay imágenes de ella como otra cosa que demonio, o las actrices que han hecho de ellas en series y películas… Pero nunca, nunca, se menciona algo de la criatura del amor. Así que sé lo mismo que hace un mes: solo lo que leí en aquel libro.

De repente suena la musiquilla de la alarma del móvil. Tengo que irme.

Suspiro.

Recojo mis cosas y me voy por la puerta.

Suspiro más largo.

La impotencia me puede. Esa sensación de que quieres hacer algo, pero ¿el qué? El no saber cómo, cuándo, dónde, cuánto, por qué. El sentirte atado de pies y manos, y aun así tu cerebro funciona demasiado, y solo quieres que se apague por un momento. Quieres gritar, patalear, llorar, romper algo… Porque eso es lo único que puedes hacer. Qué frustración y qué malestar genera. Y así llevo un mes.

 

Esa misma noche me hallo frente al ordenador haciendo los deberes de Física, pero mi mente sigue divagando por la historia. No sé ni qué estoy escribiendo. Es curioso cómo algo puede permanecer tanto tiempo en tu cabeza, y no irse. Ni si quiera disminuye la intensidad de ese pensamiento. Como si te impulsara a buscar y buscar porque algo tienes que hallar. Así que, lo siento por el MRA, pero tengo otras cosas que ocupan mi mente en este momento. Abro el ordenador y escribo algo en el buscador, una frase distinta a lo que solía poner, algo que me acaba de venir. Y ahí aparece, el primer resultado: Estudio de la profesora … sobre el origen del universo y las Criaturas. Es un enlace que deriva a un artículo de un periódico, no muy extenso, la verdad. Ya noto cómo empiezan a cosquillearme los dedos de las manos.

Pues allá vamos.

 

<<Nadie sabe cómo nació el universo, verdaderamente. Cada cultura, cada disciplina, cada uno incluso, tiene su propia versión. Pero nadie puede afirmar que la suya sea la verdadera forma en la cual se originó este espacio-tiempo en el cual vivimos.

Cuando es la Ciencia quien habla, dicen que hay varias teorías posibles. Que una de ellas es un gran Big Bang, un choque entre partículas. Cuando habla la Religión, también hay distintas versiones: un Dios todopoderoso que creó el Cielo, la Tierra, al hombre y a la mujer; un Caos original del que surgieron varias formas y a su vez estas dieron lugar a dioses que cambiaron el mundo.

Lo curioso de todo esto, es que tal vez todos lleven razón y a la vez no. Algo absoluto que sí es cierto es que todo es relativo, nada es para siempre, todo cambia, todo muta; que las perspectivas de la vida son distintas, que nada puede ser real y a la vez es necesario que haya algo de verdad en nuestro día a día. Tal vez la verdad es como esos momentos de nuestra vida en que buscamos el móvil como locos mientras hablamos con alguien, al teléfono, móvil: está delante de nuestras narices pero nuestra inconsciencia no nos deja verla. Y ahora ustedes me preguntarán: ¿cuál es esa verdad?

¿Acaso yo la sé? ¿Acaso alguien la sabe?

No. Pero he ahí quizá la magia de la vida, la razón de que estemos aquí: aprender, buscar esa realidad.

Durante años este tema me ha comido la cabeza, en el sentido más estricto de la expresión. Días y días frente a un ordenador, leyendo toda clase de experimentos, o incluso repitiéndolos en el laboratorio, o realizando otros distintos. Horas y horas invertidas en el entendimiento, en la comprensión de las mil maneras de interpretar cada texto religioso, de cada religión de este mundo… Me han llevado a, básicamente, tirar por lo simple: unirlo todo en una única historia. El orden era lo difícil. ¿Era primero el nacimiento del caos, lo cual tendría que provenir de una nada? ¿Tal vez ese caos era un Dios como rezan los textos bíblicos? ¿Y sería ese Dios, esa entidad, la que ocasionaría el Big Bang?

Eran muchas las preguntas que me planteaba para comenzar mi hipótesis del inicio del universo. Entonces encontré un libro que contaba una curiosa historia.

Hablaba de unos seres que existieron en el inicio del universo, cuando solo “existía” la nada. Los llamaba “criaturas”. Hablaba de Lilith, de una Criatura de la Creación, semejante a nuestra figura de Dios cristiano; y contaba una historia de romance, un triángulo amoroso entre Lilith, Dios y Adán.

Y quién sabe cuánto de cierto tendrá esto… Pero me parece interesante. Más aún cuando te das cuenta de que parece ser la pieza que falta en el puzle: esa que une todas las demás y que da el sentido final a la imagen>>.

El artículo termina aquí, ya que al parecer es un estudio mucho más extenso, y esto es solo la introducción. A continuación el periodista redacta su opinión y habla sobre la autora en cuestión. Y hay una foto.

-No es posible…

Pero sí, ahí está: la mujer de los ojos azules de la biblioteca.


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